

Llegamos a Ourense sobre las 5h y nos fuimos sin más a tomar un primer contacto con la ciudad. Es una de las ciudades más grandes de Galicia y aunque sólo tenga unos cien mil habitantes, tiene tantísimas poblaciones alrededor unidas a ella, que puede doblar la población. Paseamos hasta la Plaza Mayor (una plaza porticada irregular con cantidad de terracitas y mucho ambiente), por la Rua do Paseo, una de las calles peatonales del casco viejo.
Allí cogimos un trenecillo sin saber exactamente dónde nos llevaba y pensando que era un tren turístico de éstos que te enseñan la ciudad. Resultó ser un medio de transporte público que iba a las termas que hay junto al río en las afueras de la ciudad.
Llegamos a un paraje curiosísimo: cantidad de piscinas naturales de agua termal junto al río. Un sitio muy agradable y cuidado con grandes pradillos de césped y arboledas, quioscos de helados y terracitas de café y refrescos. Allí suele ir la gente a pasar el día con su merendilla o simplemente a darse una sesión termal y es totalmente gratuito.
Por el camino pasamos por otras termas “de pago” que tenían por fuera pinta de superpijas. También nos hablaron de las nuevas termas de Chavasqueira, construidas al estilo japonés, sin un solo tornillo.
Al final de las termas hay un puente sobre el niño que está lleno de candados del amor, una costumbre que surgió en Italia en el puente Milvio sobre el Tiber pero que se ha extendido por Europa a raíz de los libros para adolescentes de Federico Moccia “Tengo ganas de ti” .
Volvimos en el último tren a orense y después de adecentarnos en el hotel, fuimos a cenar por el casco viejo en un sitio de tapas (que abundan por la zona).
Ourense es famosa por sus Burgas, fuentes de agua caliente (unos setenta grados) y por su puente de origen romano sobre el Miño. Ahora el puente que predomina es uno de reciente construcción y de estilo vanguardista, el puente del milenio que puede recorrerse y tiene unas estructuras metálicas escalonadas que te permiten subir y contemplar una panorámica de la ciudad.
Es muy interesante la Catedral-fortaleza de S. Martín, sobre todo por su pórtico del paraíso que recuerda al de Santiago, pero policromada. Es una auténtica joya. Se encuentra en la fachada occidental y se accede a ella por una monumental escalinata.
Además de otras muchas iglesias de diferentes estilos arquitectónicos como la de Santo Domingo, la de Santa Eufemia, la de Santa María la Madre, Santo Domingo hay una chiquita que nos gustó mucho. San Francisco, en el parque de San Lázaro. Es de un estilo gótico primitivo y fue trasladada piedra a piedra desde la cima de la ciudad hasta la ubicación actual. Pertenecía a un convento y el claustro se quedó en el lugar original.

Allí cogimos un trenecillo sin saber exactamente dónde nos llevaba y pensando que era un tren turístico de éstos que te enseñan la ciudad. Resultó ser un medio de transporte público que iba a las termas que hay junto al río en las afueras de la ciudad.
Llegamos a un paraje curiosísimo: cantidad de piscinas naturales de agua termal junto al río. Un sitio muy agradable y cuidado con grandes pradillos de césped y arboledas, quioscos de helados y terracitas de café y refrescos. Allí suele ir la gente a pasar el día con su merendilla o simplemente a darse una sesión termal y es totalmente gratuito.
Por el camino pasamos por otras termas “de pago” que tenían por fuera pinta de superpijas. También nos hablaron de las nuevas termas de Chavasqueira, construidas al estilo japonés, sin un solo tornillo.
Al final de las termas hay un puente sobre el niño que está lleno de candados del amor, una costumbre que surgió en Italia en el puente Milvio sobre el Tiber pero que se ha extendido por Europa a raíz de los libros para adolescentes de Federico Moccia “Tengo ganas de ti” .
Volvimos en el último tren a orense y después de adecentarnos en el hotel, fuimos a cenar por el casco viejo en un sitio de tapas (que abundan por la zona).
Ourense es famosa por sus Burgas, fuentes de agua caliente (unos setenta grados) y por su puente de origen romano sobre el Miño. Ahora el puente que predomina es uno de reciente construcción y de estilo vanguardista, el puente del milenio que puede recorrerse y tiene unas estructuras metálicas escalonadas que te permiten subir y contemplar una panorámica de la ciudad.
Es muy interesante la Catedral-fortaleza de S. Martín, sobre todo por su pórtico del paraíso que recuerda al de Santiago, pero policromada. Es una auténtica joya. Se encuentra en la fachada occidental y se accede a ella por una monumental escalinata.
Además de otras muchas iglesias de diferentes estilos arquitectónicos como la de Santo Domingo, la de Santa Eufemia, la de Santa María la Madre, Santo Domingo hay una chiquita que nos gustó mucho. San Francisco, en el parque de San Lázaro. Es de un estilo gótico primitivo y fue trasladada piedra a piedra desde la cima de la ciudad hasta la ubicación actual. Pertenecía a un convento y el claustro se quedó en el lugar original.

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