miércoles, 18 de agosto de 2010

PORTOMARÍN













Es uno de los pueblos del camino de Santiago francés y no hace falta que nadie te lo diga por la cantidad de peregrinos que te empiezas a encontrar cruzando el puente, subiendo las escaleras que conducen a la calle principal (una cuesta llena de tiendas, bares, restaurantes, hostales, albergues…) y sentados o tirados en los soportales cercanos a la iglesia.
Se trata de una iglesia-fortaleza románica que fue antiguo hospital de peregrinos. Tiene una sola nave, varias portadas y un gran rosetón. El exterior está lleno de decoración escultórica con todo el simbolismo románico: arquivoltas decoradas con los ancianos del apocalipsis, pantocrator, anunciación, ábside con celosías enmarcadas por columnas góticas y arcos de medio punto decorados con motivos geométricos.
El interior es algo más sobrio. Conserva restos de pinturas góticas, un baldaquino y una escultura de Cristo crucificado del siglo XIV realizada en madera policromada.
El pueblo es muy agradable, con el río y un embarcadero. A orillas del río hay un piscinón público que suponemos será fantástico para los peregrinos que hagan parada allí.

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